jueves, 18 de marzo de 2010

EXISTIO UNA VEZ UNA PAREJA

En los llantos de amor nos conocemos mas que en todos los besos de la dicha.
Yolanda Bedregal

Existió una vez una pareja,
vaya que pareja.
De sueños irrealizables,
de conflictos permanentes
y de dudas irreconciliables.
Sin embargo el amor orgulloso los acompañaba,
la inocencia sin temor los retaba
y la dicha vestida de encanto saboteaba a diario a su amargura.
Ellos padecían de la necesaria mirada de los otros,
incluso a veces lograban retar a las leyes,
vencer a la cultura
y discutirles a los dioses.
Jamás temieron a los espacios geográficos,
a las llamadas a destiempo ni al destino inoportuno.
Construyeron su castillo en la mar de infantes
y permitieron que los mosquitos sagrados custodiaran su entrada.
Ni se diga de la cama,
de las sabanas errantes,
del sudor despierto
y el goce alucinante.
El hijo prometido jamás llego
pero la imagen necesaria de su retorno hoy los castiga.
El tiempo era manejado a su antojo,
las olas,
la neblina cómplice
y el licor dulce.
Ebrios conducían hacia la pasión,
una vez allí derretían sin dificultad a las críticas mutuas,
a los golpes abstractos.
Parece mentira tanta ignominia,
tanto descaro,
tanta dialéctica humillada.
La lógica mas temprano que tarde venció a sus aspiraciones.
La burda maldad conquisto a sus almas
y le otorgo paso a la soledad.
Hoy ausentes,
Separados,
ya no cómplices,
orbitan independientes en sus propios universos.

Hoy ellos ya no son….

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