viernes, 22 de julio de 2011

(Cortos) Acerca de la oralidad y lo autobiográfico en la novela “La comedia Urbana” de Armando José Sequera

Lo interesante de la novela de Sequera, es que no parece una novela. En ese no parecer, rompe lo tradicional y se impone como novela, al narrar eventos no relacionados como un todo. Son una variedad de relatos que refieren a una ciudad, a un hombre, a un colectivo (el autobús, la esquina famosa, el bar nombrado, la universidad, etc.). Las anécdotas, los mitos urbanos son recogidas como parte de la vivencia del autor. Recuerdan espacios geográficos específicos y épocas específicas. El mismo autor refiere que tardo más de veinte años en escribir esta obra. La fue recopilando poco a poco durante su cotidianidad, trasladando desde la oralidad hacia lo escrito, lo escuchado de otros. Ese paso de la oralidad a lo escrito, no es pasivo, ya que el autor interviene modificando la ficción. La voluntad del escritor modifica el mito, lo moldea al lenguaje escrito, según como su proceso perceptivo le dicte. No todos percibimos los fenómenos de la misma manera. El carácter autobiográfico de esta obra es total, se magnifica cuando luego de leerla, se escucha al autor cuando describe el proceso creativo. Escuchar, recordar, anotar y contar posteriormente. La esencia de esta novela está en el recordar. En ese recordar que luego se hace narración.

(Cortos) Sobre dos variantes del ensayo: Pedro Téllez y Gustavo Fernández Colon

El encuentro con estos dos representantes del ensayo fue realmente fructífero. A la vez que esclarecedora, la discusión se centro en cómo se escribe y sobre que se escribe. Ambos autores coincidieron en que el ensayo es una manifestación de la libertad. No tardo en aparecer el tema de la veracidad de lo que se escribe en un ensayo. El carácter histórico o la historicidad en el ensayo, fue relacionada con la inmanencia. El carácter anecdótico, casual, del ensayo fue validado por el escritor Pedro Téllez. Para quien el ensayo es un ejercicio de máxima libertad, donde cualquiera puede escribir sobre cualquier cosa. “lo importante es como lo escribe”, radica allí para él, la inmanencia del texto, “como serian los casos de Montaigne y Liscano”. Esa belleza, de cómo se escribe, es esencial para que la obra ensayística tenga una validez atemporal y meta histórica. La obra ensayística de Téllez es diversa, plagada de lo anecdótico, de lo casual. Variedad de temas son tocados por el escritor, en su mayoría han sido encargos, o conferencias como el mismo lo confiesa. La maestría de Téllez radica en una especie de humor ensayístico, de realizar una burla histórica, convertir un hecho histórico en una simple anécdota, amplificando así la importancia del mismo más allá de su historicidad. Los ensayos de Gustavo Fernández Colon, son ensayos que refieren a una misma temática. Una línea de estudio, una especie de erudición sobre lo místico, lo oscuro. Allí difiere de Téllez, al dedicarse al tema único. Los ensayos de Fernández, poseen una atmosfera científica. Determinada por la rigurosidad y veracidad de lo escrito, sin dejar de plasmar su interés o inquietud personal. Son líneas continuas, que exploran lo oscuro, que intentan descifrarlo.

domingo, 24 de abril de 2011

Túnel vago

Algunas notas sobre lo conocido del teatro

(En relación con las clases del actor, dramaturgo y director Oswaldo Blanco, los sábados por la mañana, en un salón de espejos, del teatro Municipal de Valencia. Con fondo musical de Mozart, aportado por los ensayos de la orquesta sinfónica municipal. Sentados en círculo, el dialogo siempre lo comienza Oswaldo. Siete alumnos en promedio, después de desayunar bombas con crema, algunos somnolientos, otros atentos. Presentes uno que otro silencio o chiste oportuno.)

¿Qué es lo especial del teatro? Indudablemente que la extrañeza, no lo extraño de los actores, ni lo extraño de la obra. Lo especial del teatro es la extrañeza que genera en el espectador. Esa extrañeza que provoca el palpito, el nerviosismo, la espera, la premonición de lo que va a pasar, y el efecto del final de la obra sobre el alma del que simplemente presencia.
Porque a pesar de ser espectador, presumible pasivo; se es espectador activo. En el teatro no solo se ve, se huele, se sienten escalofríos, miedo, fatiga, espera, aburrimiento. Se puede gritar, llorar, reír, lanzar cosas, etc.… El teatro jamás podrá ser moderno en cuanto acaba con la inmediatez de la modernidad. El hombre debe esperar en el teatro, debe entregar el control a la trama.
La angustia generada por esa situación de invalidez, de pasividad frente al devenir de la obra, es paralizante. Por lo tanto genera catarsis, mediante él “como si”, se estuviese viviendo la trama. Se escinde el hombre en dos totalidades, la totalidad que se era antes de ingresar al teatro; y una nueva totalidad que es la sumatoria de la anterior, mas la totalidad de ser espectador.
Ningún espectador puede saber de teatro, simplemente se es espectador. Para saber de teatro, docto, se debe ser actor. El actor es aquel que puede escindirse en dos totalidades, distintas, a veces radicalmente opuestas. Pero el actor debe regresar a la unicidad de su identidad al final de la obra. Debe retornar del hades dramático sin sufrir modificación “importante”, al igual que el Hermes olímpico, el dios Psicopompo, debe dar el mensaje y retornar. La función del actor es heroica en cuanto enfrenta a la tragedia sin estar viviéndola realmente, se confunden ficción y realidad. En ese constante peligro pendular entre realidad y ficción, se expone el actor, voluntariamente. La actuación es una habilidad solamente humana, que ha evolucionado al igual que el hombre, solo los hombres podemos fingir. La máscara, es la representación simbólica de la personalidad. No se aprende actuar, el hombre actúa desde su nacimiento, se aprende a caracterizar, a pronunciar un dialogo, a disfrazarse. El actor no aprende teatro, solo pone en práctica, amplifica, normaliza una habilidad filogenética.
Al igual que la poesía el teatro depende de las musas, por lo tanto carece, en parte, de la acción de la voluntad. Tanto para el que escribe la obra, el dramaturgo, o el que monta la obra. Y más aun del actor. El buen actor es aquel que entrega su voluntad, a la esencia del personaje. En una especie de disociación psicótica transitoria, una alienación permitida.
Para que una obra sea inmanente, trascienda al contexto temporal, espacial. Debe conquistar la esencia de lo divino, es decir carecer de cualquier relación valida con lo actual. Debe poder usarcé siempre, debe poder representarse siempre, sin perder su significado.
El dramaturgo no escribe para que su obra sea presentada, si lo hace perderá el sentido de la creación y fracasara en su intento. Debe abstenerse de imaginar el día del estreno de la obra. Su única función es crear, al igual que dios, a los personajes y entregarlos al libre albedrio.
El que monta la obra, el director deberá construir la escena, darle acción, hacer posible la obra. Tiene el poder de la adaptación, puede modificar, quitar, poner, ampliar, etc.… lo que no puede es reescribir la obra, plagiarla, violarla. El buen dramaturgo poco dirige, el buen director poco escribe, y el buen actor poco dirige y escribe. Esa distribución tríadica de los actantes del teatro, revelan lo neurótico del teatro. El triangulo omnipresente, el histrión, la histeria. Al igual que a la mujer histérica, el actor no le tiene miedo al ridículo.
El teatro difiere enormemente de la televisión o el cine. No se puede hacer teatro pensando en hacer TV o cine. Los tiempos y el manejo del espacio son distintos. El que va al teatro, va consciente de que va a vivir otra cosa. No es necesario que el espectador sea un hombre culto, no se va al teatro a entender. El entender la obra, lo hacen los críticos de teatro. El espectador simplemente vive la obra y se involucra al devenir de la misma. Cada espectador se va a identificar con el personaje que más se parezca a su momento vital. Allí actúa, el de javu. Es el principio catártico, la cura, la paradoja del “como si”.
Cuando se va a ver una obra, existe el ritual de espera. La espera fuera del teatro, los grupos hablando de cosas distintas a la obra, las parejas y los espectadores solitarios. Nadie va al teatro por casualidad. Luego se entra, uno siente la emoción, lo inmenso del teatro, el plafón, el escenario. Se dedica el espectador a verlo todo, a ver quienes entran, quien se sienta a su lado. El mejor sitio para sentarse es la tercera fila. Luego la luz se apaga, música, abre el telón… lo que viene es magia, placer, dolor, existencia.
Al finalizar cada quien coge su camino, reflexionando o no. Contentos, tristes, conformes, inconformes.
El teatro siempre será violencia, cambio, movilización. Los griegos nunca se equivocaron con su tragedia. Quizás irónicamente una de las tragedias de nuestro país, sea la carencia del teatro. Esa presencia de una realidad que parece imposible, ficción.
Para no parecer omnipotente, por eso de escribir sin citar. Usare algunas afirmaciones de Antonin Artaud, en su obra “el teatro y su doble”:
“Como toda cultura mágica que descifran los jeroglíficos adecuados, el verdadero teatro tiene también sus sombras, y de todos los lenguajes y de todas las artes, es el único que todavía posee sombras que han traspasado sus limitaciones. Y desde sus orígenes, podríamos decir que esas sombras no han soportado limitaciones. Nuestra idea petrificada del teatro está de acuerdo con nuestra idea petrificada de una cultura sin sombras, en la cual, se vuelva hacia donde se vuelva, nuestro espíritu sólo encuentra el vacío, en tanto el espacio está lleno.
Pero el verdadero teatro, por ser móvil y por valerse de instrumentos vivos, sigue agitando sombras en las que la vida no ha cesado de pulsar. El actor que no hace dos veces el mismo gesto, pero que hace gestos, se mueve y son duda brutaliza las formas, pero detrás de esas formas, y debido a su destrucción, llega a eso que sobrevive a las formas y las vuelve animadas.
El teatro que no está en nada pero que se sirve de todos los lenguajes: gestos, palabras, sonidos, fuego, gritos, se encuentra exactamente en el punto en el que el espíritu tiene necesidad de un lenguaje para producir sus manifestaciones.
Y la fijación del teatro en un lenguaje: palabras escritas, música, luces, ruidos, indica rápidamente su pérdida, la elección de un lenguaje que prueba el gusto que sentimos por las facilidades de ese lenguaje que, al desechar, produce limitación.
Tanto para el teatro como para la cultura, queda abierta la cuestión de nombrar y dirigir las sombras: y el teatro, que no se fija en el lenguaje ni en las formas, destruye por ese hecho las falsas sombras, pero prepara el camino para otro nacimiento de sombras en torno de las cuales se congrega el verdadero espectáculo de la vida”.
Bibliografía:
1. Artaud, Antonin (2005). El teatro y su doble. Buenos Aires. Sudamericana.

martes, 12 de abril de 2011

Buenos Buenos Aires

La paradoja del ensayo: una mirada al blog de José Carlos De Nobrega “Salmos Compulsivos”

El problema del ensayo es una paradoja, la irónica relación entre libertad de expresión y decir la verdad. Entre la especulación y lo científico, entre lo objetivo y lo subjetivo. Escribir sobre cualquier cosa, criticar, narrar, dar una opinión. A veces sin manejar el tema, conocerlo. Es lo que ha puesto al ensayo en una especie de limbo entre lo poético y lo científico. La relación entre lo que quiere decir el escritor, lo que puede decir y debe decir; se encuentran mezcladas y realmente poco influyen en el destino del ensayo. Cada ensayista da su opinión sobre lo que, para él, es el ensayo. Desde Montaigne hasta los más actuales, cada uno se ha expresado del ensayo, como algo muy propio, que obedece a normas muy laxas y que está cargado de una gran subjetividad. Sin embargo hay algunos que defienden el carácter científico de los ensayos dedicados a los estudios sociales. El acceso a la publicación del ensayo era limitada, en cuanto al difícil acceso a los medos de publicación: el libro, la revista, el periódico. Espacio dedicado solo a unos cuantos que según mi parecer constituían una especie de canon sobre el ensayo (sobre todo en Hispanoamérica). El auge de la red, y la creación de los ya tan populares blogs, han permitido que millones de personas escriban sobre cualquier cosa. Amas de casas, adolescentes, artistas, técnicos, etc... Este acceso a la posibilidad de escribir y publicar, a leer y opinar sobre lo publicado, de manera inmediata. Modifica la forma como se lee, provocando una interacción escritor-lector, que puede cambiar incluso la forma y el contenido de lo escrito. Algo imposible que sucediera con el libro tradicional. No comparto la idea de llamar a este fenómeno “la democratización de la escritura”, ya que aun hay que vencer algunos obstáculos relacionados con el acceso a las computadoras y la red por parte de la mayoría de las personas. Aun venciendo estas limitaciones quedaría el gran problema de la confiabilidad de lo que se lee, por lo cual sería injusto dejar la responsabilidad única al lector. Entendiendo que el escritor no debería refugiarse tras la mampara subjetiva del ensayo, aceptando de antemano a su creación, como una simple interpretación de la realidad; que pueda estar muy lejana de la verdad. Sobre todo cuando se escribe sobre temas de gran interés para lo humano. Para nada seria esta, una intención por limitar la libertad de expresión. Si no establecer una especie de ética ensayística. Los ensayos sobre estudios sociales, literatura, arte, filosofía, psicología, psicoanálisis entrarían en esa categoría de interesantes para lo humano. En Venezuela son muchos los blogs que tratan estos temas, la mayoría suelen ser una mezcla de ensayos literarios, crítica literaria, reseña de libros, fotos, poesía, política y opinión. Es decir que presentan una estética parecida a una típica revista cultural de papel. Algunos poseen interesantes recursos multimedia, hipermedia y arte digital. Uno de esos casos es el blogs publicado por el escritor José Carlos De Nobrega, “Salmos Compulsivos”. Premio Nacional del Libro 2006, capítulo centro occidental, a la mejor página web (otorgado por el CENAL). De Nobrega es un ensayista reconocido en el estado Carabobo, con amplias relaciones con el mundo literario. Es fundador del grupo literario Li Po y del colectivo Enriqueta Arvelo Larriva. Para de Nobrega su interés es “Divulgación de mis trabajos literarios, establecer un diálogo caótico con los lectores”. El ensayista explota al máximo las posibilidades técnicas del blog, utilizando tanto el texto como la imagen para acompañarse mutuamente. Haciendo del blog algo agradable, de lectura amena. Sus ensayos, críticas y reseñas suelen ser cortas, condensadas. Con un lenguaje técnico preciso. De Nobrega es un cronista de la actividad literaria regional, reseña los libros que se editan, los recitales de poesía. Hace crítica de cine, traduce poesía del portugués o brasilero al español. En alguno de sus escritos da su opinión política, sobre lo local o nacional. Evidentemente está relacionado con las corrientes literarias de la izquierda. Se evidencia como un gran lector, ya que escribe para promocionar la lectura, o así parece. En su último escrito titulado: La bitácora Solidaria de Juan Medina, De Nobrega afirma:
“Siglo XXI. Educación y Revolución, por fortuna, es un libro desconcertante e inclasificable. Lo que podía suponer –inferido el título- un manual de educación postmoderna, constituye un conjunto de cuadernos de navegación que recorren diversos temas en un soporte transgenérico e intertextual. Juan Medina Figueredo profesa su fe en la humanidad por vía de la fusión de la autobiografía, el ensayo, la crónica, la poesía y la conversa pedagógica. Posee un indiscutible carácter objetual, siguiendo los poemas objeto de Joan Brossa, tenemos en las manos un Libro Comuna: el lector puede abordarlo sin importar el plan ni la estrategia (en mi caso, el orden fue arbitrario y anarcotrotkista, he aquí la sucesión de los capítulos leídos I-II-IV-V-IX-VIII-VII-VI-III-X)”.
El manejo de términos sobre teoría literaria es adecuado, se reconoce hábil en el manejo del elemento crítico y lo explota al máximo. Haciendo una reseña critica. Utilizando a Liliana Weinberg, quien usa a su vez a Juan José Saer, podemos afirmar que tanto la obra ensayística, en los libros de textos, como en los escritos subidos al blog. Son o perteneces al género de ensayo “sin orillas”. Basando esa afirmación en lo amplio de la temática tocada por el autor, que se “pierde en el horizonte”. En “la visita del ángel: el edén recobrado por asalto” De Nobrega desarrolla:
“Sin duda alguna, la literatura venezolana nos demuestra momentos estelares de apego a la tierra, por vía de su refundación en la memoria. Es pertinente una revisita a la región de Unare, recreada en el inolvidable volumen de “El Osario de Dios” de Alfredo Armas Alfonzo; el bullicio de los lunes en Arismendi, patente en la poesía de Adhely Rivero; la muerte de Justina, la meretriz del pueblo, trae consigo un vívido recuerdo de la serranía falconiana en la novela “En virtud de los favores recibidos” de Orlando Chirinos. Qué decir de dos magníficos ejemplos de la entrañable simbiosis habida entre la poesía y la crónica: “Carama” de Igor Barreto, cuyos asombrosos versos nos sumergen en el río Apure junto a monturas y jinetes asesinados; o ese enclave escondido que es el pueblo El Castaño, tema y tono rural de “Los Difuntos” de nuestra querida Vielsi Arias. Hoy nos complace hasta el tuétano conversar sobre un maravilloso libro de Juan Medina Figueredo. Sí, “La Visita del Ángel” constituye una aproximación sentida y poética a Aragua de Barcelona, esa hoja de cayena color ocre adosada al costado derecho del estado Anzoátegui, tal como la habíamos visto en un mapa antiguo. Su reciente lectura nos ha deparado una experiencia que raya en el privilegio y el placer. Acompañamos el texto introductorio de Carlos Noguera, solidario y todo acierto, cuando señala que los lectores estarán envueltos en su personal recreación mítica (y poética, lo seguimos machacando) del origen”.
De Nobrega es un escritor apasionado, descriptivo, pero manifiesta ese apego por respetar la máxima del ensayo de: dar vueltas en círculo, rodear, acercarse pero nunca llegar al centro. Me hace recordar a Octavio Paz y su Arco y la Lira. A demás de ejercer una interesante obra divulgativa, historiográfica y cronística de lo literario en Carabobo, desarrolla una intensa labor de traducción, como es el caso de la poeta Ana Cristina Cesar del Brasil:
Cómo afeitar el paisaje

La fotografía
es un tiempo muerto
ficticio regreso a la simetría

secreto deseo del poema
censura imposible
del poeta

Miro mucho tiempo el cuerpo de un poema
hasta perder de vista lo que no sea cuerpo
y sentir separado entre los dientes
un cordoncillo de sangre
en las encías

*
Sin ti mi bien soy lago, montaña.
Pienso en un hombre llamado Heberto.
Me acuesto a fumar bajo la ventana.
Respiro con vértigo. Ruedo en el colchón.
Y sin bravuconería, corazón, subo el precio.

*
Allá donde me cruzo con la modernidad, y mi pensamiento atraviesa como un rayo, la piedra en el camino es el tiempo que arrojas del campo.

*
Ahora, de inmediato, es aquí que empieza la primera señal del peso del cuerpo que sube. Aquí cambio de mano y empiezo a ordenar el caos.

También el blogs es utilizado para publicar escritos de otros autores, amigos, o miembros del colectivo literario donde hace vida. Publica manifiestos, invitaciones de otros colectivos y fotos hechas por el o por otros. Un ejemplo de esto es “Conversaciones con taxistas (2). pedro téllez”:
“Un taxista de 80 años, el doble de mi vida. Tiene unos hijos que son profesionales y otros no, unos le ayudan y otros no, por eso sigue trabajando. Antes manejaba un camión pero se le dificultó con la edad, lo cambió por este carro. Al saberme médico me pregunto por el Viagra: “lo tomé con una carajita hoy, la llevé a comer y luego al motel, es una amiga más joven, cincuenta añitos”. Su esposa es la misma desde su juventud. Lo peor que le ha pasado fue la muerte de su hijo a los trece años: “un joven hermoso”. Se infectó de tétanos: “hice todo pero en esa época…”. Su recuerdo más antiguo es de cuando vio a la Virgen: “La vi en el cielo, tenía yo 8 años o algo así, era hermosa, todavía la recuerdo azul, azul filtrado… no me dijo nada”.

viernes, 1 de abril de 2011

Lugares comunes en la cuentística de Manuel Díaz Rodríguez y Luis M. Urbaneja Achelpohl

Manuel Díaz Rodríguez (1871-1927) y Luis M. Urbaneja Achelpohl (1873-1937) pertenecen a la generación de los poetas modernistas. Según Pedro Díaz Seijas: “el cuento Venezolano tiene origen reciente. Nace a fines del siglo XIX. Concretamente, sus verdaderos creadores pertenecen a la generación modernista”. Ambos autores son contemporáneos, ampliamente influenciados por las corrientes filosóficas, estéticas y filosóficas Románticas. El momento histórico en el cual se desarrollaron corresponde a una época de cambios sociales y políticos de gran importancia tanto en Hispanoamérica como en el resto del mundo.
Según el diccionario enciclopédico de las letras de América latina:

“El modernismo literario es un movimiento que, iniciando fragmentariamente en los textos de algunos escritores, se consolida muy rápidamente luego de la publicación de azul… y logra dimensión continental, originando la vertiente rubendariana en la literatura de la época”.
Se inicio primeramente en el sur, Chile y Argentina. Para luego extenderse por toda Latinoamérica, con un gran desarrollo en el Brasil. En Venezuela además de los dos escritores tratados aquí debemos agregar también a: Pedro Emilio Coll, Alejandro Fernández García y Rufino Blanco Fombona. Todos relacionados con las publicaciones de El Cojo Ilustrado y Cosmópolis.

En el presente trabajo se llevara a cabo un a análisis de los cuentos:

1. Las ovejas y las rosas del Padre Serafín, de Manuel Díaz Rodríguez.
2. Ovejón, de Luis M. Urbaneja Achelpohl.
Se utilizaran como herramienta de análisis el método Formalista Ruso. El cual encontramos didácticamente explicado en el artículo de Tzvetan Todorov: Las Categorías del Relato Literario.

Sentido e interpretación

Tanto en el cuento de Díaz como en el de Urbaneja se narran unas historias totalmente factibles. Que se inician con el desarrollo de una escena trágica que desencadena en la persecución de un supuesto culpable. Este ser que es perseguido se le da un trato ambivalente Héroe/Villano, resaltando tantos sus aspectos Positivos como negativos, Buenos o Malos, socialmente Hablando. En ambos individuos la identidad o nombre es borrosa o irreconocible, por lo tanto la descripción es física, en su mayoría utilizando una metáfora de la naturaleza, para que a manera de símil se nos describa al individuo. Es la imagen que se nos da de ellos:

“Ni se sabe cómo se llama, continuo el narrador.
Se llama Heriberto Guillén
A mí me dijeron que Julián Perdomo” Las ovejas y las rosas…
“! Ovejón! ¡Ovejón!...
Ovejón sabía muchas oraciones… Ovejón

Historia y discurso

La narración de ambos relatos es sencilla, aunque a veces la historia se pierde, en el momento en el que se describe en detalle la naturaleza que rodea al personaje. El hilo conductor de las historia es continuo de principio a fin. Existe un encadenamiento de los sucesos. Dándole factibilidad a la historia. Se mantiene la necesidad por parte del lector de llegar hasta el final, pues el sufrimiento de los protagonistas ante la persecución o el dolor así lo permiten. La narración evoca un paisaje nacional conocido, una fauna conocida. Como lo es el pájaro Martin Pescador en Ovejón o los sembradíos de café en las ovejas y las rosas…

El relato como historia

En ambas obras se describen dos hilos narrativos que se desarrollan paralelamente y que al final se van a enlazar para terminar de dar el sentido, incluso la “moraleja”. En la obra de Urbaneja se narra la persecución de “Ovejón” y al mismo tiempo el sufrimiento del Mendigo, como personaje opuesto. Ambos personajes se encuentran cuando ovejón le salva la vida al Mendigo, le lava las heridas, los pies, “hoy por ti mañana por mí”. En la obra de Díaz existe una persecución a un negro jugador que asesina accidentalmente a otro hombre( Saturno), paralelamente al desarrollo de la persecución, se describe la vida del padre Serafín y su ingenuidad. Se da el encuentro entre el cura y el asesino cuando la masa enardecida lo captura y tortura. El padre Serafín suplica por la vida del reo en vano y lo confunde, o lo imagina como el Cristo. En ambas narraciones se evocan figuras mitológicas olímpicas como Saturno, la medusa o Venus (una especie de sincretismo pagano-cristiano). Pero existe una metáfora mística cristiana especifica, descrita en el perdón y la redención, o e en el lavado de los pies (romanticismo).

“Al verlo, chorreando de sangre y casi desnudo, vivo Ecce-Hommo, sanguina monstruoso en fondo de sepia, el padre serafín, trabadísimo, abrió los brazos en cruz y cayó de rodillas frente al hombre como ante una aparición del crucificado: ¡Dios mío, perdón! ¡Dios mío, perdón!!Que han hecho! Las ovejas y las rosas…
“El hombre se aproximo al mendigo, examinó la herida y con el agua del rio comenzó a lavarla, como lo hiciera una madre a su tierno infante…” Ovejón

Lógica de las acciones:
Las repeticiones

Es evidente que la antítesis de los personajes es el motor de las acciones:

• Asesino/Padre Serafín
• Mendigó/ovejón
• La horda enardecida/ Padre serafín
• La horda enardecida/ el mendigo

El asesino de Díaz es un negro jugador, que alardea de su suerte y es acusado de brujo. Se le acusaba de brujería pues de un pedazo de su cabello arrancado salía un ratón. El cura del pueblo es un cura idealista que tiene a su pueblo por nobles ovejas, que al final traicionan su ideal y le producen una especie de locura.

El Ovejón de Urbaneja es una especie de Robín Hood, que a pesar de ser buscado para matarlo se toma el tiempo de curar al mendigo. El cual es astuto y en algún momento de la narración piensa en entregar a su salvador.

La masa, sin razón, posesa por la sed de venganza se manifiesta como las fuerzas naturales, que luchan en contra de la razón individual de preservación y sublimación.
El modelo tríadico
En Las ovejas y las rosas del Padre Serafín:

1) El asesinato de Saturno el hijo de Higinia
La persecución por parte del pueblo
La captura del asesino
2) El juego de dados entre el asesino y Saturno
El asesinato de Saturno
La huida del asesino
3) la persecución del asesino
El descubrimiento del padre Serafín
La captura del asesino

Conclusión: Muerte del asesino y la locura del padre Serafín.

El modelo Homológico
En Ovejón:
La persecución de Ovejón El mendigo circula herido El mendigo es curado por Ovejón El mendigo agradecido no delata a Ovejón
Ovejón cura al mendigo El mendigo permite la cura Ovejón es acorralado El mendigo mata a la yegua
Ovejón es acorralado El mendigo agradecido no lo delata El mendigo mata a la yegua Ovejón logra escapar
Ovejón logra huir El mendigo mata la yegua Ovejón escapa El mendigo cobra la recompensa
Todas las acciones corresponden a la dinámica entre Ovejón y el mendigo.

Los personajes y sus relaciones

Aunque Todorov señala en su artículo citando a tomachevski: “El héroe caso no es necesario a la historia. La historia como sistema de motivos puede prescindir enteramente del héroe y de sus rasgos característicos”. En nuestras dos historias lo heroico se encuentra más que presente. No solo en el Padre Serafín, también, en el asesino que cansado de huir decide enfrentar a sus perseguidores y al final pide la confesión. O en el mendigo de Ovejón que a pesar del interés por cobrar la recompensa por la cabeza de ovejón decide no delatarlo y matar a la yegua. Tanto en Díaz como en Urbaneja lo heroico es trágico, por que, o bien termina en la muerte o en la locura simbolizada en la rosas del pecho del padre Serafín y su actitud delirante, “y el padre, sonriendo con aquella sonrisa de ciertas locuras dulces que debe ser las misma de la felicidad perfecta, a los pueblos confundidos mostro las manos y el pecho desnudo en donde la pereza y los abrojos del Ávila prendieron tres vivas rosas”.

Los predicados de base

En las ovejas y las rosas del padre Serafín
Deseo:

1. El deseo del pueblo de capturar al asesino.
2. El deseo del padre de salvar al asesino.
3. El deseo del asesino de salvarse.

La comunicación:

1. El rumor de la captura del asesino.
2. El sermón del padre al pueblo.
3. La confesión irrealizada del asesino.

Participación

1. La participación del pueblo en la persecución.
2. La huida del asesino.
3. El intento del padre de salvar al asesino.
4. La huida del padre.

Las reglas de oposición:
Algunos ejemplos:

1. El deseo del pueblo de capturar al asesino ↔la huida del asesino.
2. El rumor de la captura del asesino↔ El contra rumor.
3. El asesinato del asesino↔ Las acciones del padre para impedirlo.

Las transformaciones personales

En Ovejón se describe a un mendigo tosco y aparentemente poco inteligente. Sucio y mal oliente. Quien es rescatado de una muerte segura. Que por su estado de indigencia, es poco probable que respetara algunas normas de solidaridad y lealtad. Pero que termina no delatando a Ovejón, buscando una salida intermedia, hermética. Metáfora que es simbolizada por el cumulo en forma de pirámide de piedras, colocadas en el camino. Típica ofrendas que se le dedicaban al dios Hermes. Lo cual revela una habilidad psicopónpica del mendigo, al igual que la ambivalencia del héroe/villano del Ovejón.

En las ovejas y las rosas del padre Serafín ocurre aparentemente una transformación negativa. Cuando posterior a descubrir la verdadera naturaleza de su pueblo y presenciar la muerte del asesino/Cristo, el padre enloquece, delira. A manera de una participación mística con la naturaleza y el símbolo cristiano de la rosa. Lo que evidencia la utilización de la metáfora alquímica por parte del autor.

Las reglas de acción

Es indiscutible que las sucesiones de las acciones A-B-C-D obedecen a un hilado lógico de la historia, donde cada personaje le aporta un aspecto de su estructura. El padre con lo místico-religioso, el mendigo con la lealtad etc. Este hilado inicia con un asesinato y termina en otro, lo cual, tiene como consecuencia en cada caso la transformación:

1. La locura del padre serafín.
2. La identificación con lo heroico por parte del mendigo.

El relato como discurso
El tiempo del relato

El tiempo del relato es lineal, aunque en ambos cuentos se desarrollen otros hechos paralelamente, incluso la naturaleza es descrita como un elemento que acompaña directamente a lo temporal, a la trama. El rio que pudo haber matado al mendigo, los cafetales y los arbustos espinosos que cortaban al asesino en su huir. Hay un tiempo en el discurso continuo donde se mantiene una misma intensidad en las acciones con un encadenamiento temporal sin tropiezos. Aunque cuando se describe a la naturaleza el relato adquiere una cierta musicalidad, adoptando una prosa rica en imágenes.

En relación a la posición del narrador frente al personaje, podemos describir que en ambos relatos:

Narrador Vs personaje

SegúnTodorov: “esta fórmula es la más utilizada en el relato clásico. En este caso, el narrador sabe más que el personaje”.

El ser y el parecer

Por lo breve de ambos relatos, no se dejan explorar los personajes psicológicamente. Así que quizás la aproximación se hace por medio de los arquetipos nombrados. El cura, el jugador, el mendigo, la madre, el asesino.

En Ovejón: “Un mendigo, sucio y roto, abofellado el rostro, los labios gruesos y la piel cetrina, llena de nudos y pústulas, penosamente arrastraba un pie descomunal, hinchado, deforme, donde los dedos erectos semejaban cuernos bajo una piel agrietada y escamosa”.
Los modos del relato

En ambos relatos los narradores nos “muestran las cosas” (Todorov). Usan la narración: “La crónica o la historia es, creemos, una pura narración, el autor es un simple testigo que relata los hechos; los personajes no hablan; las reglas son las del género histórico…”

En relación a los aspectos y modos del relato se evidencia la utilización del estilo panorámico como ya fue descrito Narrador>personaje. Tomando en cuenta las palabras de los personajes y las palabras del narrador o de las imágenes del personaje y las imágenes del narrador. Existen diferencia no muy marcadas entre ambos autores que utilizan un leguaje sencillo, plagado de imágenes mitológicas.

La infracción al orden

En ninguno de los dos relatos se evidencia una infracción al orden narrativo, al aspecto temporal, tampoco una disrupción en el hilado de la acciones que dan como resultado un devenir lógico de lo que va a ocurrir, incluso haciendo un tanto predecible.

Pfeiffer

Fue difícil conseguir el pequeño libro de Johannes Pfeiffer, en una biblioteca como la mía. La cual solo obedece a la sincronicidad (hablando según Jung). El libro titulado: la Poesía, es quizás uno de los más hermosos intentos, fenomenológicos. Acerca de la poesía. Editado por el Fondo de Cultura Económica, traducido al castellano por: Margit Frenk Alatorre. Traductor que magistralmente agrega una seria de poemas, de autores de habla española. Para amplificar así la intención de Pfeiffer, hasta nosotros (hispanoamerica).
Para Pfeiffer: “la poesía es arte que se manifiesta por la palabra, la tarea para él, es enfrentar el prejuicio germano de la profundidad y despertar nuevamente la sensibilidad hacia la esencia de lo poético”. Planteando que la única actitud auténtica frente al arte, será una participación sentimental y emotiva.
Compara a Heidegger con Mathias Claudius [Frenk Alatorre introduce a Quevedo] para diferenciar como se habla sobre la muerte, filosóficamente y poéticamente. Para él:
“Heidegger, el “como”` de la participación es traducible; sería posible expresar el contenido de manera distinta en Claudius [y Quevedo] el “como” de la participación es intraducible, el contenido no puede darse sino justamente en tal forma y de tal modo:
Participación.
Ritmo y Melodía.
El metro es lo exterior.
El ritmo lo interior.
El metro es la regla abstracta.
El ritmo la vibración que confirma vida.
El metro es el siempre.
El metro el aquí y el hoy.
La melodía se apoya en sonidos de una determinada coloración.
Imagen y Metáfora.
Heidegger lo significativo.
Mathias Claudius: la musicalidad del lenguaje.

Notas sobre el libro: El Arco y La Lira de Octavio Paz

El arco y la lira de Octavio Paz intenta, con creces, reivindicar al poeta y al lenguaje (la palabra). Defiende la inmanencia del poema al afirmar: ´´El poema sin dejar de ser palabra o historia, trasciende la historia. A reserva de examinar con mayor detenimiento en qué consiste este traspasan la historia, puede concluirse que la pluralidad del poema no niega sino afirma, la unidad de la poesía” (Octavio Paz, 1956, p. 29). Describe la relación poeta-poema-lector, en cuanto cada uno, valida al otro.
Para Octavio Paz, la palabra define a lo humano. Para él, la historia del hombre, es palabra, y pensamiento todo lo que conocemos. Se nombra con la palabra, se cuenta, se descubre. Tanto la filosofía como la metafísica son palabra: “Al develar el significado de ciertas palabras sagradas e inmutables, precisamente aquella sobre las que reposaba el edificio de la metafísica occidental. Menos los fundamentos de la metafísica, toda crítica filosófica se inicia con un análisis del lenguaje”. Por lo tanto es imposible pensar en una filosofía sin lenguaje.
Refiere que el lenguaje es una condición de la existencia del hombre, pero no es un objeto. Para Octavio Paz también El Silencio dice algo, pues está “Preñado de Signos”.
El libro intenta descubrir el origen del lenguaje humano y su devenir: “´Quizás el primer lenguaje humano fue la pantomima imitativa y mágica”. Ese devenir del lenguaje que es el mismo del hombre. Entendiendo la esencia del lenguaje cósmico, Simboliza: “Lenguaje y mito son vastas metáforas de la realidad”.
Para Octavio Paz: “El hablar es substancia del poema; pero no es el poema”. Para él, lo que hace al poema. El poema es la trascendencia del habla al simple significado, el poema es una sublimación del lenguaje, la poesía es tanto magia como realidad, de ahí el eterno trascender del poema más allá de la existencia del poeta, de la historia.
Octavio Paz toca una paradoja importante del libro. La relación: lenguaje-alienación, plantea: “Una vez reconquistada la unidad primordial entre el mundo y el hombre. ¿No saldrán sobrando de las palabras? El fin de la enajenación social, el fin del lenguaje, la utopía terminaría, como la mística en el silencio”.
Octavio Paz va de lo sagrado del habla a lo común, vano, profano. La creación poética es manifestación de un habla que define a lo humano y viceversa. Pero que, escapa a la simple dinámica significante/significado, la vivencia de la creación, como algo místico, esotérico. Evoca esa parte del hombre relacionada con lo pasivo, con el silencio. Pero a la vez el habla se explica violentamente a través del poema: “La creación poética se inicia como violencia sobre el lenguaje. El primer acto de esta operación consiste en el desarraigo de la palabra, el poeta las arranca de sus conexiones menesteres habituales.
También afirma: ´´El poema es creación original y única. Pero también es lectura y recitación, participación. El poeta lo crea: el pueblo, al recitarlo lo recrea”. Finalmente para Octavio paz la poesía puede convertirse en el idioma de los iniciados.
Bibliografía:
1. Paz, Octavio. (1956). El arco y la lira. México: Fondo de Cultura Económica.

lunes, 14 de marzo de 2011

ALGUNAS NOTAS ACERCA DE: ACLARACIONES A LA POESÍA DE HÖLDERLIN DE MARTIN HEIDEGGER

Tengo en mis manos el libro de Martin Heidegger Aclaraciones a la poesía de Hölderlin de editorial Alianza, cuyo título original en alemán es: Erláuterungen zu Hólderlin dichtung. Una versión al castellano por parte de Helena Cortez y Arturo Leyte. El libro es una recopilación, en su mayoría de conferencias dictadas por el filósofo Alemán entre los años 1935 y 1959. Todas giran en torno al poeta alemán Friedrich Hölderlin (1770-1843).
De esta excelente recopilación he escogido el artículo titulado: Hölderlin y la esencia de la poesía. Trabajo que estudia el carácter metafísico de la obra del poeta, así como el origen de la misma. El autor inicia su planteamiento citando cinco frases, o cinco lemas. Tomadas por el, de diferentes obras del poeta, desarrollando cada una de estas, las cuales servirán como aforismos metafísicos.
Antes de comenzar a describir ese trabajo, hare una breve reflexión. El libro constituye una recopilación, que pretende establecer un continuum en el pensamiento de Heidegger sobre la poesía del poeta y la poesía en general, pretendiendo establecer una poética alemana. Esta poética alemana, tendría su esencia en “lo alemán”. Justificando así una particularidad de la misma, que la haría diferente, a la universal, y por lo tanto esta poética definiría a un pueblo alemán único y diferente a los demás pueblos.
Heidegger aclara el por qué de la elección de Hölderlin para describir una esencia de la poesía: “no se ha elegido a Hölderlin porque su obra, entre otras muchas, haga realidad la esencia general de la poesía, sino únicamente porque la poesía de Hölderlin está sustentada por el destino y la determinación poética de poetizar propiamente la esencia de la poesía. Para nosotros, Hölderlin es en sentido eminente el poeta del poeta. Y por eso es el que se sitúa en la decisión” (Heidegger, 1944, p. 38), esta afirmación la hace antes de demostrar que eso es así, es decir que Heidegger parte de una hipótesis, que valida, antes de describir. En cuanto la esencia es previa a la definición.
Se inicia la descripción, desarrollando la primera frase: “poetizar: la más inocente de las ocupaciones”. La cual intenta conciliar con la segunda frase: “para eso se le ha dado el hombre el más peligroso de los bienes, el lenguaje… para que de fe de lo que es”. Heidegger intenta resolver la controversia dialéctica planteando como siempre una paradoja, al igual que lo hizo en su famoso artículo titulado: ¿qué es la metafísica? Paradoja que vence casi a último momento, cuando afirma: “El lenguaje es un bien en un sentido más originario... Es el bien que sirve como garantía de que el hombre puede ser histórico. El lenguaje no es una herramienta que se pueda disponer sino un acontecimiento. que dispone de la más alta posibilidad de ser hombre. Si queremos comprender el ámbito en que opera la poesía y, por lo tanto, comprender verdaderamente la propia poesía, tenemos que asegurarnos dicha esencia del lenguaje” (Heidegger, 1944, p. 38).
La tercera frase reza lo siguiente: “Mucho ha experimentado el hombre a los celestiales, a muchos a nombrado, desde que somos habla y podemos oír unos de otros”. Afirma Heidegger, “nosotros somos habla”. Es decir ese bien tan peligroso que es el lenguaje, convertido en habla, habla que nombra, que define, nos hace hombres. Hombres que nos comunicamos entre hombres. Que experimentamos el poder del decir, incluso del decir el nombre de dios, de nombrarlos, de darles nombre.
Aborda la cuarta frase, dramáticamente al asegurar que es la que define la esencia de la poesía: “pero lo que permanece lo fundan los poetas”. En palabras de Ludovico Silva: “Hölderlin dijo: lo perdurable es la obra de los poetas. Con esto dejó sentado un principio helénico. El mito es una cuestión de método; o se asume como verdad, o se asume como canto. Si se asume como verdad, se asume también la condición del místico; entonces la verdad renace, como una flor” (Ludovico Silva, 2008, p.58).
El quinto lema dice lo siguiente: “lleno de merito, mas poéticamente, mora el hombre sobre la tierra”. Según Heidegger, “Hölderlin poetiza la esencia de la poesía… la esencia de la poesía que funda Hölderlin es histórica en medida suprema porque anticipa un tiempo histórico. Pero como esencia histórica es la única esencia esencial”.
En palabras del maestro Juan David García Bacca: “los grandes poetas son metafísicos fracasados, los grandes filósofos son poetas que creen en la realidad de sus poemas… La esencia de la poesía de Hölderlin es el Ser y el Tiempo de Heidegger. Hölderlin escribió, en el fondo y esencia el Ser y el Tiempo… la poesía como lenguaje en flor, es presente… instante… la raíz es la metafísica y la filosofía” (García Bacca, 2009, p.134).


Referencias bibliográficas:
1. Heidegger, M. (1944). Aclaraciones a la poesía de Hölderlin. Madrid: Alianza.
2. Silva, L. (2008). Teoría poética. Caracas: Equinoccio.
3. García Bacca, J. (2009) Ensayos y estudios. Caracas: Fondo para la Cultura Urbana.

Algunos aportes sobre el recuerdo y lo escrito en la obra Solitaria Solidaria de Laura Antillano

“El problema planteado por esta imbricación entre la memoria y la imaginación es tan viejo como la filosofía occidental. La filosofía socrática nos lego sobre el tema dos topoi rivales y complementarios: uno platónico y otro aristotélico. El primero, centrado en el tema de la eikon, habla de la representación de una cosa ausente; defiende que la problemática de la imaginación envuelve y comprende la de la memoria. El segundo, centrado en el tema de la representación de una cosa percibida, adquirida o aprendida anteriormente, aboga por la inclusión de la problemática de la imagen en la del recuerdo. Con estas dos versiones de la aporía de la imaginación y de la memoria, nunca terminamos de explicarnos”.

Paúl Ricoeur, La memoria, la historia, el olvido.


Se recuerda lo que se ha olvidado. Momentáneamente, temporalmente escondido, guardado, apartado. Hecho inconsciente que pretende economía emocional. Es imposible vivir recordando siempre, recordar siempre seria no aprender jamás. El recuerdo puede ser provocado, obedece a la voluntad. También puede aparecer solo, producto de estímulos que lo atraen, incitan, descubren. Existen recuerdos de hechos que no sucedieron, como los Déjà vu. A veces el yo rellena con falsos recuerdos lagunas de la memoria, ocurren entonces las fabulaciones. Otras veces se pierde la memoria en forma brusca o progresivamente, como en las diferentes Demencias.
Lo que se recuerda está ligado a la biografía personal, a la “patobiografía”. Nadie se descubre demenciado, todos nos descubrimos olvidados. El hombre ha resguardado desde el principio la memoria histórica. Desde los petroglifos, las Venus, mitos orales, canciones, el entierro de nuestros muertos, hasta los actuales discos duros de varios terabytes; han tenido como intención el recuerdo. La escritura ha sido el gran invento para la memoria, lo que se escribe no desaparece: frases como: “pásalo por escrito”, “escrito en sangre”, “anótalo en una panela de hielo” (se refiere al olvido), “eso quedará escrito en mi alma”. Demuestran la relación entre escritura y memoria.
El primer gesto biográfico de un hombre sencillo, sería el epitafio en la lápida de su tumba. El primero y el más corto, también el únicamente válido. Esa intención de preservar lo vivido ha llevado al hombre a desarrollos tecnológicos impresionantes para ese fin. Pero aún hoy la forma más sólida y eficaz de conservar los recuerdos son: la autobiografía y el diario. La historia de nuestra independencia (la protohistoria, la única válida a mi juicio), se encuentra plasmada en un diario de un hombre, es decir de un hombre, individual, único, Francisco de Miranda.
Ahora la pregunta pertinente parece ser: ¿puede considerarse a un diario o a una memoria o a una autobiografía, una creación literaria? Al parecer sí, empezando por afirmar, que, aunque todo lo que se escribe no es arte. Sí lo son aquellas cosas que escapan a la simple relación significante/significado. Es decir aquellas cosas que según Kant, tienen fin sin finalidad última.
El análisis de las posibilidades literarias, estetizantes; dentro de la biografía y la autobiografía son estudiadas a fondo por Mijaíl Bajtín. Para Bajtín “la totalidad biográfica de la vida con todos sus acontecimientos no es suficiente, ni representa un valor (este valor solo puede ser artístico)… Por autobiografía entendemos la forma transgresora más elemental, mediante la cual, yo puedo objetivar mi vida artísticamente”. Es decir que ya la misma intención de plasmar en discurso lo vivido, tiende al esteticismo y por ende a la creación artística.
Bajtín desarrolla una justificación ontológica de la autobiografía, al plantearse la lucha dialéctica entre el ser y el otro (la alteridad) como génesis de la validación de la existencia del ser, “el otro no es una invención mía, y constituye una forma valorativa que es afirmada por mí y determina mi vida”. En cuanto que el otro, quizás lector, quizás actor también se valida. Entendiendo que uno confiesa y el otro escucha, definiendo a la autobiografía como una confesión. Entendiendo también que ese ser en lucha con el otro debe poder escindirse para brindarse a la escritura. Convirtiéndose en el narrador omnipresente, objetivo, aun de su propia historia. “el principio interno de unidad, no sirve para un relato biográfico, mi yo para mí no podría relatar nada”.
Esa posibilidad de convertir un recuerdo, en una narración. Requiere del esteticismo de ese recuerdo. Entendiendo que esta dinámica creativa es una proyección (sin uso psicodinámico de la palabra) de la interioridad del hombre. Y es, en el acto, donde se valida la individualidad y por ende la creación. El acto autobiográfico escapa en sí del simple sentido de “contar algo”, situándose, elevándose hasta la obra ontológica que valida la existencia del ser.
En Bajtín, ese mundo interior se rige por la culpa (no hablando teológicamente), “El arrepentimiento del plano psicológico (enojo) se transfiere al plano creativo formal (arrepentimiento, no condena) llegando a ser el gran organizador y formador de la vida interior, para la visión y fijación valorativa de uno mismo”.
Esa intención de construir una narración sobre la base de los momentos vividos, convertidos en confesión, exteriorizados e incluso amplificados. Es identificada por Bajtín en “Las confesiones de San Agustín”. Es la confesión que rinde cuentas, tal confesión llega a ser tan intensa que “el héroe y el autor se funden en uno”.
El algoritmo creativo sería el siguiente:
1) La percepción del lector sobre la confesión-rendimiento de cuentas tiende a una “Estetizacion”.
2) La confesión-rendimiento de cuentas, es materia prima para una elaboración estética posible (que se aproxima a una biografía).
3) El sujeto de la confesión-rendimiento de cuentas llega a ser personaje.
Es necesario realizar otra pregunta para poder continuar: ¿Es la obra Solitaria Solidaria, una autobiografía? Decir que sí, sería un atrevimiento; en cuanto invasión, a la biografía individual, única, de la autora. Lo que podemos decir es que está escrita autobiográficamente.
Solitaria Solidaria, está escrita en cuatro momentos. Momentos relacionados con el recuerdo. Al principio se desarrollan dos momentos. El momento que recuerda, seguido del momento que juzga y valora lo recordado. La primera escena de la novela donde Zulay rompe con su pareja, es seguida de una serie de recuerdos previos a la escena de rompimiento. Donde la protagonista/narrador hace una serie de juicios vivenciales, morales etc... Es decir una confesión-rendimiento de cuentas.
Al principio es fácil distinguir, que es Zulay, quien recuerda y narra. Porque la sucesión de hechos permiten identificar que ambas narraciones tienen el mismo hilo conector, que es el recuerdo. Los recuerdos de Zulay. En el tercer momento Zulay descubre los diarios y cartas de Leonor. Entonces Zulay lee a Leonor, también Leonor podría ser leída por Zulay. Aquí ocurre la escisión del personaje/narrador en tres figuras, desencadenando en una polifonía.
Polifonía que desaparece en un punto culminante, cuando la narración de los recuerdos de Zulay coincide con la narración de Leonor. En cuanto a espacialidad y simbolismo, el ritual de la hoja de San Juan, de Leonor y el viaje a la playa de Zulay, donde se emborracha. Ambos momentos relacionados con lo iniciático, lo éxtasico, lo Orfico. Es ahí cuando se funden ambas narraciones (comparada a la imagen de fusión de los dos personajes de la película “Persona” de Bergman). En la escritura se evidencia la desaparición del cursivo, lo cual diferencia el discurso de Zulay y el de Leonor. Ahora hay una sola narración, que irrumpe y une: acabando con la escisión o spaltung.
Ese manejo de los tiempos, en la sucesión de hechos, constituye la habilidad de la autora. Para Bajtín: “en el cronotropo artístico literario tiene lugar la unión de los elementos espaciales y temporales en un todo inteligible y concreto. El tiempo se condensa aquí, se comprime, se convierte en visible desde el punto de vista artístico; y el espacio, a su vez se intensifica, penetra en el movimiento del tiempo, del argumento, de la historia”.

sábado, 15 de enero de 2011

Visión desde un barranco infinito

Reflexiones a los ensayos de Juan David García Bacca: Comentarios a la esencia de la poesía de Heidegger (Ad usum poetarum) y Antonio Machado ¿poeta?


Por: José Horakyo

Si decidimos construir un sistema filosófico coherente con lo que somos como colectivo, la propuesta de mirar hacia nuestros poetas, sería la más acertada. En cuanto no poseemos otras alternativas. La costumbre hasta ahora ha sido el reciclado del pensamiento europeo o norteamericano. Costumbre que por costumbre se ha convertido en ritual, ritual que no termina en iniciación.

La necesidad de poseer un sistema filosófico, no es simple capricho. Conduce a ello la evidencia del inminente colapso de occidente, como civilización en estado post filosofal. Venezuela no escapa a dicho colapso, pero a diferencia de los países económicamente más desarrollados, nuestra debilidad es mayor, en cuanto hemos orbitado alrededor de sus sistemas filosóficos.

¿Nuestro pensamiento necesitaría atravesar la aparente línea lógica histórica de la evolución del pensamiento occidental? Si así fuera estaríamos en grandes dificultades, en cuanto a tiempo y cerebros se refiere. La posibilidad de un pensamiento original, identificado con nuestro colectivo, con lo que somos en cuanto a venezolanos, en cuantos habitantes identificados históricamente. Sería la vía a tomar frente a la crisis de occidente.

De ahí el oportuno rescate de la tesis del filosofo Español-Venezolano Juan David García Bacca, de identificar en nuestros poetas, aquellos indicios de la génesis de un proceso filosofal propio. En una entrevista García Bacca (GB) afirma: “El pensamiento griego comenzó con poetas como Parménides y Heráclito. Nuestra filosofía Española también debe comenzar a reflexionar a partir de los poetas cuya riqueza filosófica es inagotable”. Refiriéndose más adelante al poeta Antonio Machado como a ese poeta. Parafraseando a GB, podríamos hacernos la siguiente pregunta: ¿cual o cuales serian los poetas Venezolanos que podrían servirnos para sustentar nuestra iniciación filosófica? Antes de contestar esta pregunta es necesario desarrollar la tesis de GB. Para GB es posible hoy en día el desarrollo de una poesía metafísica, lo cual nos podría ayudar en la construcción de una metafísica criolla a partir de nuestra poesía.

Se introduce GB en la batalla milenaria del pensamiento de occidente, a saber Filosofía versus poesía. Platón fue uno de los que sembró esa terrible discordia al denunciar a los poetas como simples copiadores, miméticos de la realidad. De ahí la necesidad de GB de señalar el origen del pensamiento occidental en el famoso poema de Parménides sobre el ser.

GB cita a Antonio Machado: “Los poetas pueden aprender de los filósofos el arte de las grandes metáforas, de esas imágenes útiles por su valor didáctico e inmortales por su valor poético: el rio de Heráclito, la esfera de Parménides”. GB dedica gran parte de sus Ensayos para describir esta dinámica del logos.

En sus dos ensayos: Comentarios a la esencia de la poesía de Heidegger y Antonio Machado, ¿poeta o filósofo? GB discurre en la temática de una poética metafísica, comparando al poeta Hölderlin con Machado y haciendo uso del existencialismo Heideggeriano para justificar la existencia de la esencia de la poesía en la metafísica.

Para GB la filosofía es producto de la extrañeza, del la extrañeza del hombre frente al mundo, frente así y a los otros. Utiliza a Heidegger en cuanto a que, este valida, con él, el supuesto de que existe una esencia de la poesía. Y esta esencia radica en el ser y en los objetos. Para él la poesía es un fenómeno de anagnórisis, aludiendo a la auto anagnórisis del ser: “Edipo se reconoce hijo de su madre y esposo de su madre a la vez”, y lo que sobreviene es el cao y la mutilación.

Según él, para Heidegger la faena del poeta es reconocerse a él, bajo la aparición del otro. “La poesía no puede presentarse bajo formas y apariencias poéticas, sino bajo formas y apariencias metafísicas”.

La palabra según GB es el inicio de todo, pronunciarla y escucharla. Es verdad que occidente inicia en la oralidad, en la mitología olímpica hecha historia por Homero. De esa evolución, de lo oral a lo escrito debemos el nacimiento de lo que hoy somos, desde las rapsodas homéricas hasta los escritos Sartreanos del Ser y La Nada. Desde El ser y la Nada hasta estos tiempos de absoluto vacio que ni siquiera Nietzsche pudo predecir, el estado post filosofal.

Retoma a Machado para decir a través de él: “los grandes poetas son metafísicos fracasados, los grandes filósofos son poetas que creen en la realidad de sus poemas”. Y es que GB revela que el poeta debe creer en la realidad de sus poemas, en la realidad metafísica de sus poemas. Afirma a esta altura que la esencia de la poesía es metafísica. “La esencia de la poesía de Hölderlin es el Ser y el Tiempo de Heidegger. Hölderlin escribió, en el fondo y esencia el Ser y el Tiempo”.

Utiliza la metáfora de la flor del árbol, para describir didácticamente su tesis: “la poesía como lenguaje en flor, es presente… instante… la raíz es la metafísica y la filosofía”. Describiendo una dinámica evolutiva donde el origen es metafísico, el estado intermedio es la flor y el fruto es la ciencia. Identificándose así con la corriente “Comtiana” del pensamiento. Utiliza una especie de lógica evolucionista aparente del logos.

Afirma que no todo lo que parece metafísico lo es. Plantea que no son metafísicos los tratados de metafísica, ni Aristóteles ni otros. Para él estos casos deben definirse como: “Metafísica en estado científico”, en cuanto tal han procedido en la intención de la definición del ser y el ente. Dejando atrás la simple metafísica de la esencia.

“Si Aristóteles se pregunta si la metafísica es Episteme pasa de la fase poética a la científica…así se comenzó a hacer metafísica en flor. Eso es lenguaje sobre el ser, los entes, el pensar… en estado poético”. El Parménides se escribió en versos hexámetros, y en él se inventaron las palabras: ser, pensar, identidad. La poesía es reviviscencia de la metafísica, del significado del ser y el pensar. Para GB la palabra indica, señala y termina por declarar a la cosa, “pero tanto lo poético como lo metafísico no se pueden señalar con el dedo”.

Señala lo importante de la metáfora tanto en la poesía como en la metafísica, afirmando que son en el fondo la misma cosa, traslados de una cosa a otra, fugas, cambios. Describiendo y comparando el origen etimológico de las mismas. El banquete y el Fedro de Platón son: Amor pensamiento, verdad, visión. Compara y diferencia a Valery de Heidegger, diciendo del primero que se encuentra en una metafísica en estado de flor y del segundo que se encuentra en metafísica en estado de ciencia. También Sartre se encuentra en metafísica en estado de ciencia según GB.

Retomando a Heidegger y su afirmación de que “el peligro es amenaza que al ser hacen los entes”, desglosa que al ser nombrado el ser, se convierte en el interés de los otros, que en cuanto a entes se transforman en artículos. Denuncia que el Parménides no se habla del ser o los seres, sino de ser y seres, interpretando “ser no es nada concreto, ni descifrable, ni eludible, ser es apertura al infinito”. “Se habla metafísicamente de algo concreto, rosa, color, hombre, dios. Cuando se lo hace aparecer en atmosfera ser, en ambiente de afinidad, en airoso flotamiento sobre lo singular”.

Para nuestro pensador la poesía es una creación cuasi divina, casi creación desde la nada, desde esa “no nada que es el aire… el ser de las cosas, o lo que las cosas tengan de ser, se asientan sobre el aire hecho palabras… poesía es plan agresivo: es la amenaza que al ser hacen los seres”. Critica el concepto de Heidegger sobre la esencia pues considera que lo singular jamás puede hacerse universal. Que aunque lo que nos hace hombre es ser racional, esa singularidad no es esencia. Planteando entonces que según la afirmación de Heidegger, la poesía no tiene por suerte esencia.

Culminando por ahora, para García Bacca hacer poesía es: “poner una cosa en ser, en esencia, transfigurarla, mas aun; transustanciarla en ser, en esencia. Es con plena propiedad de palabra, hacer poesía, hacer metafísica”.

Ahora bien ¿cual o cuales de nuestros poetas serian nuestro/s Hölderlin o nuestro/s Antonio Machado? La lista sería muy larga, tomando en cuenta no solo a los poetas que conforman el “canon” nacional, sino también aquellos que no pertenecen a este. Por motivos que acá no serán discutidos.

No hay nada más metafísico que un adolescente, tomando un corto verso de uno de mis poemas: “el adolescente es un falo de casi eterna rigidez” en cuanto el falo representa al poder y al movimiento, esencia de la reproducción y existencia. El adolescente valida a diario su existencia, encontrándose a el mismo y a través de la alteridad. Ese otro que se desea pero que también se puede destruir. La ambivalecia del estado externo, representado por la ley y el orden, y el estado de los sentimientos, interno. Egocéntrico, tendiendo siempre a la satisfacción inmediata.

Un ejemplo de esa adolescencia que se valida, no solo a través de la manifestación externa del ser, hecha conducta. Si no mediante la mayor de las manifestaciones metafísicas: el arte. Podemos mencionar al poeta Venezolano Luis Enrique Mármol (1897-1926) quien muere trágicamente en la temprana juventud. En su poema titulado “La canción de la Nada” (de la antología poética publicada por su madre años después de su muerte: “La locura del otro”):

Yo soy el condenado de las evocaciones…

Placeres, alegrías, miserias, todo vano;

Vana toda la vida: ni dichas ni desgracias;

Soy un alma perdida, sin dolor ni entusiasmo!

Lo visto no me mueve; palpo y no siento nada;

Escucho y solo ruidos percibo. El cotidiano

Subsistir ¿malo o bueno? Me deja indiferente,

Como si mis sentidos se hubieran apagados.

Es en el movimiento, donde se validad la voluntad del ser, retomando a GB es lo “Heraclitiano”, la sensación y la percepción como fenómenos que refieren a la interioridad y niegan a la nada, a la muerte, como estado de “no ser”. Este poema se valida en cuanto es confesión, confesión que pretende liberar. Para María Zambrano: “la confesión es el lenguaje de alguien que no ha borrado su condición de sujeto; es el lenguaje del sujeto en cuanto tal. No son sus sentimientos, ni sus anhelos siquiera, ni aun sus esperanzas; son sencillamente sus conatos de ser. Es un acto en el que el sujeto se revela así mismo”.

Otro poema escrito en la adolescencia y que sería el inicio de una larga creación poética, pero terminada en tragedia, al igual que con Luis Enrique Mármol. Tenemos este maravilloso poema de Nuestra poetiza Hanni Ossott:

“Sé que soy y no soy…

Recorro con la vista fija

En un letargo miserable

Concluyo el estudio, su estructura;

Las partes que componen la figura son mías

Soy sombra de las sombras…

“Aquí hay una continuidad, donde el ser se reconoce en su potencialidad dual de la existencia o de la no existencia. Ambas se validan, pero se reconocen como una sola estructura, que es el ser ella misma, identificándose con lo otro interior y describiéndolo como lo sombriaco. Es oportuno establecer aquí un paralelismo con el poema de Parménides:

Aquella que afirma que el ser es

Y él no ser es,

Significa la vía de la persuasión

Puesto que acompaña a la verdad…” (Tomado de mi ensayo El ser como paisaje interno en la obra de Hanni Ossott)

Lo corpóreo, la sensación, el sentimiento, el movimiento interior. Son categorías que refieren al ser, ese ser que tiene continuidad, voluntad, unidad y por lo tanto existencia.

También el “no ser”, “la nada”, son temáticas o categorías metafísicas que aparecen de manera recidivante en nuestros poetas. En el poema “El Retorno” de José Antonio Ramos Sucre:

“Para entrar en el reino de la muerte avance por el pórtico de broce que irrumpía las murallas siniestras. Sobre ellas descansa perpetuamente la sombra como un monstruo vigilante. Extendiese dentro del recinto un espacio temeroso y oscuro, e imperaba un frio glacial que venía de muy lejos…El pasmo de la eternidad se revela en augusto silencio… el espectáculo igual de la sombra invariable perpetuaba en mi estupor del sueño de la muerte”.

Que material digno para leerlo por un Nietzsche poeta, ese que siendo el padre del nihilismo occidental. Escribió poesía tan metafísica como en “Al ideal”:

¿A quién he amado más que a ti, querida sombra?

A mí y en mí yo te he acercado, y desde entonces

Me he convertido casi en sombra y tú en un cuerpo.

Pero mis ojos aprender nunca pudieron

Por su costumbre de mirar todas las cosas

Fuera de sí: tú seguirás siendo el eterno

Fuera de mí... ¡Ay, esos ojos

Que siempre a mi fuera de mi me están llevando!

Y la existencia no solo se valida en uno mismo, sino también en el otro, en el origen, en la patria. En esa línea continua desde nuestro ancestros hasta nosotros. Nosotros como sujetos a cambio, pero anclados a esa imago de la historia, de la Religión, del pasado hecho ley y presencia.

En Vicente Gerbasi, se evidencia el uso de lo originario, lo natural, lo padre para asirse a la existencia. El padre valida la existencia del hijo y viceversa. El poema “Los huesos de mi padre”:

“Los huesos de mi padre se perdieron

En el osario común

De Canoabo. Valle de grandes hojas lluviosas,

De insectos que vuelan como abanicos

Y montañas que le dan vuelta al día

Y a la noche de los astros

Los huesos de mi padre

Se perdieron en el osario del universo...”.

Es que el tema del origen, de ese constante movimiento energético, la transformación de la energía, el big- bang, es la constante interrogante de la filosofía. ¿Qué somos? ¿Quién soy? , descrita, sufrida y aun no contestada por la metafísica. Porque esa es la limitante de ella, no responder, solo anunciar. Como lo dice GB; la metafísica en estado de flor. Pero así debe ser, si se contestase esa pregunta dejaría de ser metafísica y pasaría a ser ciencia, esa ciencia fría y positiva del agrio Carl Popper. Entonces ya no sería útil la esperanza y el arte comenzaría a ser un simple producto.

Retomando la pregunta metafísica, podemos mencionar de nuevo a Hanni Ossott y su poema “Del País de la Pena”. Donde la interrogante ¿Quién soy? Es el eje del poema. Una especie de letanía, que a manera de monologo, soliloquio. Valida lo que ella es, lo justifica, solo para convencerse a ella misma:

¿Quién soy?... ¿la luz que ilumina esta verja, esta tierra?

¿Soy los arboles y las plantas? ¿Acaso el mar?

Soy colinas, riberas, agua bañada de luz

Soy un cuerpo cansado de tanta errancia

Un cuerpo y un alma cansados del miedo

Soy el temor.

En ese viaje de auto reconocimiento, de orientación auto psíquica. El ser se enfrenta a los entes y se somete al peligro. El peligro de la aniquilación consiente, que no sería la lejana y fría muerte. Por el contrario constituiría la inexistencia dentro de la existencia. Tampoco sería la locura. Ese estado de “no ser” metafísico es indescriptible e indefinible. La posible aproximación a esta categoría seria la propia poesía, en cuanto a gran metáfora. Que según GB podemos creer en su realidad.

Para finalizar quizás en forma brusca pero oportuna, a los fines de estas breves reflexiones. Leyendo el poemario de Patricia Guzmán “De mi lo oscuro”, se descubre:

Adonde mas desalojo

Tensándome

Adentro…

Aquí muertos no nos sabemos

Entonces

No habrá huida

Ni cuerpos mutilados

Nos alcanza la vieja salida.

O el poema de Enriqueta Arvelo Larriva, “Destino”:

“Un oscuro impulso incendio mis bosques

¿Quién me dejo sobre las cenizas?

Andaba el viento sin encuentros.

Emergían ecos mudos no sembrados

Partieron el cielo pájaros sin nidos.

El ultimo polvo nublo la frontera.

Inquieta y sumisa, me quede en mi voz.