sábado, 15 de enero de 2011

Reflexiones a los ensayos de Juan David García Bacca: Comentarios a la esencia de la poesía de Heidegger (Ad usum poetarum) y Antonio Machado ¿poeta?


Por: José Horakyo

Si decidimos construir un sistema filosófico coherente con lo que somos como colectivo, la propuesta de mirar hacia nuestros poetas, sería la más acertada. En cuanto no poseemos otras alternativas. La costumbre hasta ahora ha sido el reciclado del pensamiento europeo o norteamericano. Costumbre que por costumbre se ha convertido en ritual, ritual que no termina en iniciación.

La necesidad de poseer un sistema filosófico, no es simple capricho. Conduce a ello la evidencia del inminente colapso de occidente, como civilización en estado post filosofal. Venezuela no escapa a dicho colapso, pero a diferencia de los países económicamente más desarrollados, nuestra debilidad es mayor, en cuanto hemos orbitado alrededor de sus sistemas filosóficos.

¿Nuestro pensamiento necesitaría atravesar la aparente línea lógica histórica de la evolución del pensamiento occidental? Si así fuera estaríamos en grandes dificultades, en cuanto a tiempo y cerebros se refiere. La posibilidad de un pensamiento original, identificado con nuestro colectivo, con lo que somos en cuanto a venezolanos, en cuantos habitantes identificados históricamente. Sería la vía a tomar frente a la crisis de occidente.

De ahí el oportuno rescate de la tesis del filosofo Español-Venezolano Juan David García Bacca, de identificar en nuestros poetas, aquellos indicios de la génesis de un proceso filosofal propio. En una entrevista García Bacca (GB) afirma: “El pensamiento griego comenzó con poetas como Parménides y Heráclito. Nuestra filosofía Española también debe comenzar a reflexionar a partir de los poetas cuya riqueza filosófica es inagotable”. Refiriéndose más adelante al poeta Antonio Machado como a ese poeta. Parafraseando a GB, podríamos hacernos la siguiente pregunta: ¿cual o cuales serian los poetas Venezolanos que podrían servirnos para sustentar nuestra iniciación filosófica? Antes de contestar esta pregunta es necesario desarrollar la tesis de GB. Para GB es posible hoy en día el desarrollo de una poesía metafísica, lo cual nos podría ayudar en la construcción de una metafísica criolla a partir de nuestra poesía.

Se introduce GB en la batalla milenaria del pensamiento de occidente, a saber Filosofía versus poesía. Platón fue uno de los que sembró esa terrible discordia al denunciar a los poetas como simples copiadores, miméticos de la realidad. De ahí la necesidad de GB de señalar el origen del pensamiento occidental en el famoso poema de Parménides sobre el ser.

GB cita a Antonio Machado: “Los poetas pueden aprender de los filósofos el arte de las grandes metáforas, de esas imágenes útiles por su valor didáctico e inmortales por su valor poético: el rio de Heráclito, la esfera de Parménides”. GB dedica gran parte de sus Ensayos para describir esta dinámica del logos.

En sus dos ensayos: Comentarios a la esencia de la poesía de Heidegger y Antonio Machado, ¿poeta o filósofo? GB discurre en la temática de una poética metafísica, comparando al poeta Hölderlin con Machado y haciendo uso del existencialismo Heideggeriano para justificar la existencia de la esencia de la poesía en la metafísica.

Para GB la filosofía es producto de la extrañeza, del la extrañeza del hombre frente al mundo, frente así y a los otros. Utiliza a Heidegger en cuanto a que, este valida, con él, el supuesto de que existe una esencia de la poesía. Y esta esencia radica en el ser y en los objetos. Para él la poesía es un fenómeno de anagnórisis, aludiendo a la auto anagnórisis del ser: “Edipo se reconoce hijo de su madre y esposo de su madre a la vez”, y lo que sobreviene es el cao y la mutilación.

Según él, para Heidegger la faena del poeta es reconocerse a él, bajo la aparición del otro. “La poesía no puede presentarse bajo formas y apariencias poéticas, sino bajo formas y apariencias metafísicas”.

La palabra según GB es el inicio de todo, pronunciarla y escucharla. Es verdad que occidente inicia en la oralidad, en la mitología olímpica hecha historia por Homero. De esa evolución, de lo oral a lo escrito debemos el nacimiento de lo que hoy somos, desde las rapsodas homéricas hasta los escritos Sartreanos del Ser y La Nada. Desde El ser y la Nada hasta estos tiempos de absoluto vacio que ni siquiera Nietzsche pudo predecir, el estado post filosofal.

Retoma a Machado para decir a través de él: “los grandes poetas son metafísicos fracasados, los grandes filósofos son poetas que creen en la realidad de sus poemas”. Y es que GB revela que el poeta debe creer en la realidad de sus poemas, en la realidad metafísica de sus poemas. Afirma a esta altura que la esencia de la poesía es metafísica. “La esencia de la poesía de Hölderlin es el Ser y el Tiempo de Heidegger. Hölderlin escribió, en el fondo y esencia el Ser y el Tiempo”.

Utiliza la metáfora de la flor del árbol, para describir didácticamente su tesis: “la poesía como lenguaje en flor, es presente… instante… la raíz es la metafísica y la filosofía”. Describiendo una dinámica evolutiva donde el origen es metafísico, el estado intermedio es la flor y el fruto es la ciencia. Identificándose así con la corriente “Comtiana” del pensamiento. Utiliza una especie de lógica evolucionista aparente del logos.

Afirma que no todo lo que parece metafísico lo es. Plantea que no son metafísicos los tratados de metafísica, ni Aristóteles ni otros. Para él estos casos deben definirse como: “Metafísica en estado científico”, en cuanto tal han procedido en la intención de la definición del ser y el ente. Dejando atrás la simple metafísica de la esencia.

“Si Aristóteles se pregunta si la metafísica es Episteme pasa de la fase poética a la científica…así se comenzó a hacer metafísica en flor. Eso es lenguaje sobre el ser, los entes, el pensar… en estado poético”. El Parménides se escribió en versos hexámetros, y en él se inventaron las palabras: ser, pensar, identidad. La poesía es reviviscencia de la metafísica, del significado del ser y el pensar. Para GB la palabra indica, señala y termina por declarar a la cosa, “pero tanto lo poético como lo metafísico no se pueden señalar con el dedo”.

Señala lo importante de la metáfora tanto en la poesía como en la metafísica, afirmando que son en el fondo la misma cosa, traslados de una cosa a otra, fugas, cambios. Describiendo y comparando el origen etimológico de las mismas. El banquete y el Fedro de Platón son: Amor pensamiento, verdad, visión. Compara y diferencia a Valery de Heidegger, diciendo del primero que se encuentra en una metafísica en estado de flor y del segundo que se encuentra en metafísica en estado de ciencia. También Sartre se encuentra en metafísica en estado de ciencia según GB.

Retomando a Heidegger y su afirmación de que “el peligro es amenaza que al ser hacen los entes”, desglosa que al ser nombrado el ser, se convierte en el interés de los otros, que en cuanto a entes se transforman en artículos. Denuncia que el Parménides no se habla del ser o los seres, sino de ser y seres, interpretando “ser no es nada concreto, ni descifrable, ni eludible, ser es apertura al infinito”. “Se habla metafísicamente de algo concreto, rosa, color, hombre, dios. Cuando se lo hace aparecer en atmosfera ser, en ambiente de afinidad, en airoso flotamiento sobre lo singular”.

Para nuestro pensador la poesía es una creación cuasi divina, casi creación desde la nada, desde esa “no nada que es el aire… el ser de las cosas, o lo que las cosas tengan de ser, se asientan sobre el aire hecho palabras… poesía es plan agresivo: es la amenaza que al ser hacen los seres”. Critica el concepto de Heidegger sobre la esencia pues considera que lo singular jamás puede hacerse universal. Que aunque lo que nos hace hombre es ser racional, esa singularidad no es esencia. Planteando entonces que según la afirmación de Heidegger, la poesía no tiene por suerte esencia.

Culminando por ahora, para García Bacca hacer poesía es: “poner una cosa en ser, en esencia, transfigurarla, mas aun; transustanciarla en ser, en esencia. Es con plena propiedad de palabra, hacer poesía, hacer metafísica”.

Ahora bien ¿cual o cuales de nuestros poetas serian nuestro/s Hölderlin o nuestro/s Antonio Machado? La lista sería muy larga, tomando en cuenta no solo a los poetas que conforman el “canon” nacional, sino también aquellos que no pertenecen a este. Por motivos que acá no serán discutidos.

No hay nada más metafísico que un adolescente, tomando un corto verso de uno de mis poemas: “el adolescente es un falo de casi eterna rigidez” en cuanto el falo representa al poder y al movimiento, esencia de la reproducción y existencia. El adolescente valida a diario su existencia, encontrándose a el mismo y a través de la alteridad. Ese otro que se desea pero que también se puede destruir. La ambivalecia del estado externo, representado por la ley y el orden, y el estado de los sentimientos, interno. Egocéntrico, tendiendo siempre a la satisfacción inmediata.

Un ejemplo de esa adolescencia que se valida, no solo a través de la manifestación externa del ser, hecha conducta. Si no mediante la mayor de las manifestaciones metafísicas: el arte. Podemos mencionar al poeta Venezolano Luis Enrique Mármol (1897-1926) quien muere trágicamente en la temprana juventud. En su poema titulado “La canción de la Nada” (de la antología poética publicada por su madre años después de su muerte: “La locura del otro”):

Yo soy el condenado de las evocaciones…

Placeres, alegrías, miserias, todo vano;

Vana toda la vida: ni dichas ni desgracias;

Soy un alma perdida, sin dolor ni entusiasmo!

Lo visto no me mueve; palpo y no siento nada;

Escucho y solo ruidos percibo. El cotidiano

Subsistir ¿malo o bueno? Me deja indiferente,

Como si mis sentidos se hubieran apagados.

Es en el movimiento, donde se validad la voluntad del ser, retomando a GB es lo “Heraclitiano”, la sensación y la percepción como fenómenos que refieren a la interioridad y niegan a la nada, a la muerte, como estado de “no ser”. Este poema se valida en cuanto es confesión, confesión que pretende liberar. Para María Zambrano: “la confesión es el lenguaje de alguien que no ha borrado su condición de sujeto; es el lenguaje del sujeto en cuanto tal. No son sus sentimientos, ni sus anhelos siquiera, ni aun sus esperanzas; son sencillamente sus conatos de ser. Es un acto en el que el sujeto se revela así mismo”.

Otro poema escrito en la adolescencia y que sería el inicio de una larga creación poética, pero terminada en tragedia, al igual que con Luis Enrique Mármol. Tenemos este maravilloso poema de Nuestra poetiza Hanni Ossott:

“Sé que soy y no soy…

Recorro con la vista fija

En un letargo miserable

Concluyo el estudio, su estructura;

Las partes que componen la figura son mías

Soy sombra de las sombras…

“Aquí hay una continuidad, donde el ser se reconoce en su potencialidad dual de la existencia o de la no existencia. Ambas se validan, pero se reconocen como una sola estructura, que es el ser ella misma, identificándose con lo otro interior y describiéndolo como lo sombriaco. Es oportuno establecer aquí un paralelismo con el poema de Parménides:

Aquella que afirma que el ser es

Y él no ser es,

Significa la vía de la persuasión

Puesto que acompaña a la verdad…” (Tomado de mi ensayo El ser como paisaje interno en la obra de Hanni Ossott)

Lo corpóreo, la sensación, el sentimiento, el movimiento interior. Son categorías que refieren al ser, ese ser que tiene continuidad, voluntad, unidad y por lo tanto existencia.

También el “no ser”, “la nada”, son temáticas o categorías metafísicas que aparecen de manera recidivante en nuestros poetas. En el poema “El Retorno” de José Antonio Ramos Sucre:

“Para entrar en el reino de la muerte avance por el pórtico de broce que irrumpía las murallas siniestras. Sobre ellas descansa perpetuamente la sombra como un monstruo vigilante. Extendiese dentro del recinto un espacio temeroso y oscuro, e imperaba un frio glacial que venía de muy lejos…El pasmo de la eternidad se revela en augusto silencio… el espectáculo igual de la sombra invariable perpetuaba en mi estupor del sueño de la muerte”.

Que material digno para leerlo por un Nietzsche poeta, ese que siendo el padre del nihilismo occidental. Escribió poesía tan metafísica como en “Al ideal”:

¿A quién he amado más que a ti, querida sombra?

A mí y en mí yo te he acercado, y desde entonces

Me he convertido casi en sombra y tú en un cuerpo.

Pero mis ojos aprender nunca pudieron

Por su costumbre de mirar todas las cosas

Fuera de sí: tú seguirás siendo el eterno

Fuera de mí... ¡Ay, esos ojos

Que siempre a mi fuera de mi me están llevando!

Y la existencia no solo se valida en uno mismo, sino también en el otro, en el origen, en la patria. En esa línea continua desde nuestro ancestros hasta nosotros. Nosotros como sujetos a cambio, pero anclados a esa imago de la historia, de la Religión, del pasado hecho ley y presencia.

En Vicente Gerbasi, se evidencia el uso de lo originario, lo natural, lo padre para asirse a la existencia. El padre valida la existencia del hijo y viceversa. El poema “Los huesos de mi padre”:

“Los huesos de mi padre se perdieron

En el osario común

De Canoabo. Valle de grandes hojas lluviosas,

De insectos que vuelan como abanicos

Y montañas que le dan vuelta al día

Y a la noche de los astros

Los huesos de mi padre

Se perdieron en el osario del universo...”.

Es que el tema del origen, de ese constante movimiento energético, la transformación de la energía, el big- bang, es la constante interrogante de la filosofía. ¿Qué somos? ¿Quién soy? , descrita, sufrida y aun no contestada por la metafísica. Porque esa es la limitante de ella, no responder, solo anunciar. Como lo dice GB; la metafísica en estado de flor. Pero así debe ser, si se contestase esa pregunta dejaría de ser metafísica y pasaría a ser ciencia, esa ciencia fría y positiva del agrio Carl Popper. Entonces ya no sería útil la esperanza y el arte comenzaría a ser un simple producto.

Retomando la pregunta metafísica, podemos mencionar de nuevo a Hanni Ossott y su poema “Del País de la Pena”. Donde la interrogante ¿Quién soy? Es el eje del poema. Una especie de letanía, que a manera de monologo, soliloquio. Valida lo que ella es, lo justifica, solo para convencerse a ella misma:

¿Quién soy?... ¿la luz que ilumina esta verja, esta tierra?

¿Soy los arboles y las plantas? ¿Acaso el mar?

Soy colinas, riberas, agua bañada de luz

Soy un cuerpo cansado de tanta errancia

Un cuerpo y un alma cansados del miedo

Soy el temor.

En ese viaje de auto reconocimiento, de orientación auto psíquica. El ser se enfrenta a los entes y se somete al peligro. El peligro de la aniquilación consiente, que no sería la lejana y fría muerte. Por el contrario constituiría la inexistencia dentro de la existencia. Tampoco sería la locura. Ese estado de “no ser” metafísico es indescriptible e indefinible. La posible aproximación a esta categoría seria la propia poesía, en cuanto a gran metáfora. Que según GB podemos creer en su realidad.

Para finalizar quizás en forma brusca pero oportuna, a los fines de estas breves reflexiones. Leyendo el poemario de Patricia Guzmán “De mi lo oscuro”, se descubre:

Adonde mas desalojo

Tensándome

Adentro…

Aquí muertos no nos sabemos

Entonces

No habrá huida

Ni cuerpos mutilados

Nos alcanza la vieja salida.

O el poema de Enriqueta Arvelo Larriva, “Destino”:

“Un oscuro impulso incendio mis bosques

¿Quién me dejo sobre las cenizas?

Andaba el viento sin encuentros.

Emergían ecos mudos no sembrados

Partieron el cielo pájaros sin nidos.

El ultimo polvo nublo la frontera.

Inquieta y sumisa, me quede en mi voz.

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